Fotografía la Navidad 2024
El Taller Secreto de los Inventores Navideños
Había una vez, en lo más profundo del Polo Norte, un taller muy especial que no muchos conocían. No era el típico taller donde los duendes hacían juguetes; este lugar era diferente. Aquí trabajaban los Inventores Navideños, un grupo de niños y niñas muy ingeniosos que, cada Navidad, ayudaban a Santa Claus a crear las máquinas más increíbles del mundo.
El taller era un lugar mágico, lleno de engranajes dorados, máquinas humeantes y relojes de bolsillo que no solo daban la hora, sino que también guardaban secretos navideños. La líder de los inventores era Elena, una niña con ojos brillantes que siempre llevaba un par de gafas de aviador en su cabeza. Su mejor amigo, Tomás, era un experto en reparar cualquier cosa que se rompiera y siempre llevaba un chaleco con herramientas colgando.
Un día, Santa Claus llegó al taller con una misión muy importante: «Necesitamos una máquina que pueda hacer nieve mágica para todas las Navidades», dijo Santa con una sonrisa. «La nieve tiene que brillar como las estrellas y oler a canela para que llene de alegría cada rincón del mundo.»
Elena y Tomás, junto con el resto de los inventores, se pusieron manos a la obra. Construyeron una máquina de nieve enorme, con ruedas dentadas que giraban, luces parpadeantes y una chimenea que soltaba vapor. Pero había un problema: la máquina no funcionaba. La nieve salía, pero no brillaba ni olía a canela.
«¿Qué nos falta?», preguntó Tomás mientras revisaba los planos con una lupa.
Fue entonces cuando Lucas, el inventor más pequeño, tuvo una idea brillante. «¡Es el espíritu de la Navidad! Necesitamos que los niños de todo el mundo creen con nosotros en la magia de la Navidad para que la máquina funcione!».
Así que decidieron probar algo diferente. Invitaron a niños de todas partes para ayudarles. Cada niño trajo consigo su alegría, su entusiasmo y su amor por la Navidad. Algunos ayudaron a ajustar engranajes, otros a dibujar nuevos planos y muchos simplemente llenaron el taller con risas y canciones.
Cuando todos estuvieron listos, y con el espíritu navideño al máximo, la máquina comenzó a brillar intensamente. Nieve mágica empezó a caer suavemente, brillando como pequeños copos de estrellas y llenando el aire con un delicioso olor a canela.
Santa Claus estaba tan impresionado que dijo: «Gracias a los Inventores Navideños y a todos los niños, ¡este será el mejor invierno de todos!»Desde entonces, cada Navidad, la máquina de nieve mágica funciona gracias al espíritu y la imaginación de los niños que se unen a los Inventores Navideños para mantener viva la magia.